Nos encontramos ante un
mapa histórico de situación que hace referencia a las revueltas acontecidas en
los reinos peninsulares durante el reinado de Carlos I de España y V del Sacro
Imperio Romano Germánico durante el inicio del siglo XVI. Las dos revueltas que
se reflejan en el mapa son la Revuelta de las Comunidades de 1520 a 1522, en
tonalidad azul, y la Revuelta de las Germanías de 1520 a 1522 en tonalidad
roja. El mapa recoge con puntos los principales focos de conflicto, Villalar,
Almansa, Oropesa y Alicante; y con un símbolo cuadrado los principales centros
de resistencia, Alcudia, Toledo, Madrid, Segovia y Murcia.
Para comentar el mapa
debemos hacer alusión a la fisiología del imperio creado por los Reyes
Católicos. En este sentido, Ramos Medina (2012) Doctora de la UNED, considera
que este imperio es resultado de la suma de reinos, un conglomerado de reinos
que mantenían sus estructuras políticas, culturales, lenguas, etc. Atendiendo a
esto, la aportación de cada reino al imperio era diferente, por lo que surgen
diferentes disputas y la presión nobiliar durante el reinado de Carlos I se
hace prácticamente insoportable.
La primera de las
revueltas que refleja el mapa es la Revuelta de las Comunidades que se inicia
en el año 1920. Carlos I necesitaba dinero para poder ser elegido emperador del
Sacro Imperio Romano Germánico, por lo que se deseo era que las Cortes apoyasen
sus demandas fiscales. Ante esta petición, numerosas ciudades castellanas como
Toledo, Madrid, Segovia y Murcia, se negaron y rebelaron, extendiéndose la
revuelta, desde Toledo, a gran parte de Castilla ante la ausencia del
monarca. Las primeras acciones de los
comuneros fueron orientadas a sustituir la autoridad real por regidores
comuneros. La revuelta comunera se fue haciendo cada vez más antiseñorial, por
lo que muchos nobles recurrieron en apoyo del rey y del ejército real y la
revuelta perdió apoyos. Rodrigo de Tordesillas, procurador a Cortes fue
asesinado en una jornada de revueltas en la Iglesia de San Miguel de Segovia.
Ante este capítulo, Carlos I ordenó a Adriano de Utrech y a Fernández de
Velasco responder utilizando las tropas imperiales. Tras la batalla de Villalar
en abril de 1521, donde fueron derrotados los comuneros, la mayoría de ciudades
abandonaron la rebelión, excepto Toledo, que terminó por ser dominada en 1522.
La segunda de las
revueltas que refleja el mapa es la Revuelta de las Germanías, iniciada en el
año 1519. En el contexto de una epidemia de peste, en Valencia, las autoridades
marcharon dejando un vacío de poder ocupado por los gremios. La burguesía,
artesanos en su mayoría, lucharon contra la nobleza por hacerse con el vació de
poder dejado en las ciudades. En Valencia, los “agermanats” comenzaron a
exhibir el poder que habían logrado y formaron un comité ejecutivo, la Junta de
los Trece. Ante la ausencia del monarca, las únicas medidas impuestas fueron la
prohibición del uso de armas y el nombramiento de Diego Hurtado de Mendoza como
virrey, lo que aumentó la tensión y elevó la revuelta al rango de guerra civil
en el reino de Valencia. La revuelta en Valencia terminó por fracasar por las
derrotas militares y por el enfrentamiento entre agermanats moderados y
radicales. La tensión no solo se vivió en Valencia, en Mallorca tuvo su réplica
y el virrey de Aragón no tuvo la fuerza como para resolver el conflicto
rápidamente. Toda la isla se postuló en favor de los agermanados a excepción de
Bellver y Santueri. Bellver terminó por caer en el momento que se unieron los
agermanados con los foráneos, la población de Mallorca que no pertenecían a la
ciudad de Palma, y asaltaron el castillo de Bellver. Ante este asalto el virrey
de Aragón, junto con las tropas imperiales, tomaron la ciudad por la fuerza y
terminaron con una revuelta ya erosionada por las diferencias internas dentro
de los agermanados.
Como conclusión, ambos conflictos reforzaron a la monarquía, y esta fue consciente de la importancia de nombrar consejeros españoles y no extranjeros, como era de costumbre. Estos dos conflictos suponen la aceleración de la política centralizadora de los Austrias, que traerá consigo nuevos conflictos y rebeliones.
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