En palabras de Pablo Picasso “el arte es una mentira que nos acerca a la verdad”. Esta frase refleja que el arte no es una representación exacta de la realidad, ya que las obras están influidas por la subjetividad del autor.
La obra comentada es el Templete de San Pietro in Montorio, obra de Donato Bramante realizada a inicios del siglo XVI durante lo que se conoce como Cinquecento, etapa en la que los autores ya han conseguido el equilibrio y la perfección.
Analizando la imagen son muchos los elementos que el artista toma de la arquitectura de la Antigüedad Clásica. El templete presenta dos pisos con planta circular sobre un basamento escalonado que recuerda a los basamentos de los antiguos templos romanos o tholoi. El piso inferior aparece rodeado de una columnata, de orden toscano, que sostiene un friso formado por triglifos y metopas, uno de los elementos clásicos. La entrada está formada por una puerta adintelada que presenta a ambos lados dos hornacinas gallonadas que se alternan con vanos rectangulares. El piso superior consta de dos partes: la primera es el tambor, decorado con hornacinas gallonadas que se alternan también con vanos rectangulares. Este segundo piso aparece rodeado por una balaustrada que aporta un aspecto puro y limpio. Destacar por último, del tambor, la existencia de unas pilastras a modo decorativo. Todo el conjunto aparece rematado por una cúpula semicircular rematada con una estructura apuntada que soporta una pequeña cruz latina.
Es reseñable el papel de la columnata inferior, que al crear un pequeño pórtico crea sombras que contrastan con la claridad del segundo piso. Sin duda, esto es un efecto intencionado, un juego de luces y sombras que aporta a la construcción una apariencia sobria en la parte inferior, mientras que en el lado superior aporta una gran claridad y transparencia.
A modo de comentario, es vital comprender los cambios y características de la época. Como se ha dicho anteriormente nos encontramos con una obra renacentista, movimiento surgido en Italia en el siglo XIV y que bebe de las fuentes clásicas. Como decía Alberti, el objetivo de este estilo artístico no era imitar los modelos clásicos, si no mejorarlos por lo que se introducen aspectos como el amor a la belleza del neoplatonismo y el uso de las matemáticas y la geometría para justificar la belleza. Nos encontramos en un periodo en el que el arte comienza un proceso de secularización y se hace laico bajo el amparo de personajes como los Medici.
Concluyendo cabe destacar la importancia de la visión de los artistas ante un periodo de crisis. La respuesta de dichos artistas trajo consigo uno de los periodos artísticos con mayor número de producciones y una serie de avances como la perspectiva introducida por Masaccio, o el uso y aparición de la perspectiva aérea puesta en marcha por Da Vinci. Nos encontramos con un periodo de grandes avances técnicos en el que las obras dejan de lado su función didascálica para ser reflejo del trabajo en la búsqueda de la belleza, el equilibrio y la perfección.
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